El consumo de refrescos en países de América Latina, especialmente en México, ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años. La predilección por estas bebidas no solo responde a motivos de tradición o costumbre, sino también al alto contenido de azúcar que es responsable de su sabor dulce característico. Aunque la mayoría de las personas suele pensar que un par de marcas dominan el sector, el ranking de los refrescos más consumidos con mayor contenido de azúcar revela sorpresas inesperadas y productos que pueden superar ampliamente los límites recomendados para una dieta saludable.
Impacto del Consumo de Refrescos Azucarados
América Latina se destaca a nivel mundial por ser una región donde el consumo de bebidas azucaradas es extremadamente elevado. Según especialistas y estudios de salud pública, el promedio de consumo diario de refresco en México alcanza los 500 ml por persona, lo que equivale a casi 182 litros al año. Esta cifra no solo expone a la población a un riesgo importante de desarrollar enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2, sino que pone de manifiesto un problema cultural y económico de alto impacto.
Es importante saber que los refrescos no solo contienen azúcar sino también una combinación de aditivos, colorantes, acidulantes y, en muchos casos, edulcorantes artificiales que contribuyen al perfil de sabor y a la conservación del producto. Sin embargo, el azúcar sigue siendo el principal elemento a tener en cuenta por su concentración y sus efectos en el organismo.
Los refrescos con más azúcar según los últimos estudios
Recientemente, la Profeco (Procuraduría Federal del Consumidor) realizó un estudio detallado de las principales marcas que se consumen en México y publicó datos que han sorprendido tanto a consumidores como a especialistas en nutrición. El ranking incluye no solo las marcas internacionales más conocidas, sino también refrescos de producción nacional que, en algunas presentaciones, concentran aún más azúcar por envase.
Entre los resultados más destacados se encuentran los siguientes valores para una presentación de 600 ml:
- Dr. Pepper: 70.2 gramos de azúcar por envase, una cantidad que rebasa ampliamente la ingesta diaria recomendada para un adulto promedio.
- Red Cola: 57 gramos de azúcar en 600 ml, posicionándose como una de las opciones más dulces disponibles en tiendas de conveniencia.
- Jumex Naranjada Frutzzo: 52.2 gramos de azúcar por botella, una bebida muy popular que muchas veces parece inofensiva por su asociación con el jugo de naranja.
- Orange Crush: 51.6 gramos de azúcar, destacando entre los refrescos saborizados de frutas.
- Mirinda: 31.8 gramos de azúcar por envase, que pese a ser inferior a los anteriores sigue superando ampliamente los límites considerados seguros.
- Coca Cola Sabor Original: 26.6 gramos en la presentación tradicional de 355 ml. Si se ajusta este dato a una botella de 600 ml, el contenido total se dispara aún más.
En envases familiares de 2 litros, el ranking también resulta alarmante:
- Jarritos de 2 litros: 156 gramos de azúcar por botella, cifra que potencialmente podría repartirse entre varios consumidores, pero que sigue siendo excesiva para una sola ocasión.
¿Por qué estos refrescos contienen tanta azúcar?
El alto contenido de azúcar en los refrescos responde tanto a estrategias comerciales como a preferencias culturales. El dulzor intenso facilita el consumo repetido, prolonga la vida útil del producto y oculta el sabor de otras sustancias, como los conservadores o acidulantes. Muchos de estos refrescos incluyen también edulcorantes artificiales —como la sucralosa (E955), acesulfame K (E950) y aspartame (E951)—, que refuerzan el sabor dulce y permiten a las marcas ofrecer variantes “light” o “sin calorías”, aunque en las fórmulas originales la cantidad de azúcar refinada sigue siendo preocupante.
Otro aspecto técnico relevante es el tipo de endulzante utilizado. Mientras en algunas regiones predominan los jarabes de maíz de alta fructosa, en otras se utiliza azúcar de caña refinada, ambos con elevados índices glucémicos. La elección de uno u otro influye en la percepción del sabor, pero no disminuye el riesgo metabólico asociado al consumo excesivo.
La información nutricional, generalmente indicada en las etiquetas, puede resultar confusa. Muchas veces se presentan datos por porción de 200 ml, mientras que el envase completo fácilmente contiene 600 ml o más, lo que lleva a una subestimación del consumo real.
Consecuencias del exceso de azúcar y alternativas disponibles
El consumo reiterado de refrescos con altos niveles de azúcar favorece la aparición de enfermedades como la obesidad, la diabetes mellitus y caries dentales. Paradójicamente, muchos consumidores asocian estas bebidas a momentos de placer, reuniones familiares o celebraciones, lo que dificulta la toma de conciencia sobre su impacto negativo en la salud.
Algunas marcas han comenzado a introducir versiones “light”, “zero” o “sin azúcar”, en las que emplean edulcorantes artificiales para suplir el sabor dulce sin añadir calorías. Sin embargo, el consumo de edulcorantes no es completamente inocuo y su efecto a largo plazo aún es objeto de debate científico. Entre los edulcorantes más usados en la actualidad se encuentran:
- Sucralosa (E955): presente en muchas bebidas carbonatadas y postres industrializados.
- Acesulfame K (E950): común en productos «light» y en chicles.
- Aspartame (E951): muy utilizado en refrescos sin azúcar y postres bajos en calorías.
- Stevia (E960): opción natural que ha ganado terreno en opciones más saludables, aunque suele mezclarse con otros endulzantes para mejorar el perfil de dulzor.
A pesar de estas alternativas, los expertos recomiendan optar por agua simple, agua mineral sin azúcar o infusiones naturales, para reducir el aporte calórico y prevenir los riesgos asociados al consumo excesivo de azúcar.
En conclusión, el ranking de los refrescos más consumidos con más azúcar no solo sorprende por la cantidad contenida en cada envase, sino también por la variedad de productos populares que rebasan con creces los límites de una ingesta saludable. La verdadera sorpresa radica en que, más allá de las marcas líderes, existen muchas otras bebidas cuyo consumo cotidiano puede tener un impacto profundo y silencioso en la salud pública.