El dolor en el pecho es uno de los síntomas que más alarma genera, tanto por la posibilidad de un infarto como por la presencia de ansiedad. Aprender a diferenciar ambos cuadros es fundamental, pues la pronta actuación puede salvar vidas y evitar visitas innecesarias a urgencias. Sin embargo, no siempre resulta sencillo distinguir entre ambos problemas, ya que pueden compartir manifestaciones clínicas similares, como la sensación de opresión y el miedo intenso. Por eso, conocer los signos específicos y el contexto de aparición facilita una evaluación inicial más certera.
Características del dolor en el pecho: ¿Cómo diferenciarlos?
Detenerse a analizar las características del dolor torácico puede ser clave. El infarto generalmente se presenta como una opresión intensa, una sensación de peso, quemazón o malestar que muchas personas describen como si tuvieran una “losa” sobre el pecho. Es un dolor diferente a cualquier otro que se haya sentido antes y a menudo aparece de manera súbita, mientras se está realizando un esfuerzo físico o incluso en reposo. Puede irradiarse hacia el brazo izquierdo, la mandíbula o la espalda, y viene acompañado de sudoración, náuseas y dificultad para respirar.Infarto
En contraste, el dolor en el pecho por ansiedad suele sentirse como pinchazos, pesadez o dolor agudo y punzante que dura entre cinco y diez segundos. Se puede presentar estando en reposo, y está relacionado con episodios de nerviosismo o pánico. No acostumbra irradiarse a otras zonas y suele acompañarse de síntomas psicológicos, como sensación de amenaza, miedo a perder el control o muerte inminente. El ritmo cardíaco acelerado puede estar presente en ambos cuadros, por lo que no sirve como único criterio para diferenciar.
Otros síntomas asociativos: señales de alarma
- Sudoración: En el infarto es intensa, fría y profusa; en la ansiedad suele ser leve o está ausente.
- Náuseas y vómitos: Más propias del infarto, especialmente si van ligadas a dolor intenso en la boca del estómago.
- Pérdida de conocimiento o desmayo: Común en el infarto por afectación circulatoria; en la ansiedad puede darse por hiperventilación intensa pero es inusual.
- Dificultad para respirar: En el infarto suele acompañar al dolor; en la ansiedad aparece con sensación de ahogo y respiración rápida.
- Extensión del dolor: Si el dolor se irradia desde el pecho hacia brazos, mandíbula o espalda es más alarmante y sugiere evento coronario.
- Duración: El dolor del infarto suele ser breve y recortado en el tiempo (dura varios minutos), puede aparecer y desaparecer; el dolor de ansiedad suele prolongarse durante horas y no cede con cambios de posición.
Contexto y factores de riesgo
Interpretar el contexto es esencial. Personas con factores de riesgo cardíaco (fumadores, hipertensos, diabéticos, obesos, con antecedentes familiares de enfermedad coronaria) tienen más probabilidades de sufrir un evento de infarto, por lo que ante dolor torácico y otros síntomas clásicos deben buscar atención urgente. Por otro lado, aquellos que han experimentado estrés crónico, eventos traumáticos recientes o dificultades emocionales pueden estar atravesando un episodio de ansiedad, con manifestaciones físicas intensas pero reversible una vez que el factor desencadenante se resuelve.
El enfoque médico siempre prioriza descartar un problema coronario. Por eso, aunque se sospeche que los síntomas son emocionales, es importante consultar con un especialista, especialmente si es la primera vez que se experimentan o si el dolor es distinto al habitual. Solo con una evaluación profesional (anamnesis, exploración física, electrocardiograma y análisis específicos) se puede realizar un diagnóstico definitivo.
¿Qué hacer ante el dolor en el pecho?
- Mantén la calma: Si sientes dolor en el pecho intenso y persistente, especialmente si tienes antecedentes cardíacos, llama a los servicios de emergencia, no intentes conducir tú mismo al hospital.
- Observa los síntomas: Si el dolor dura varios minutos, es opresivo o se extiende a otras zonas, busca ayuda inmediata.
- En caso de ansiedad: Si ya has tenido ataques de pánico antes y el dolor es similar a episodios previos, trata de respirar lentamente, siéntate y espera a que los síntomas disminuyan. No obstante, si tienes dudas, es mejor errar por exceso y consultar.
- No ignores el dolor: Aunque el dolor desaparezca, acude al médico si tienes factores de riesgo o el evento fue muy intenso.
Tratamientos básicos y medidas preventivas
Frente a la ansiedad, algunos remedios caseros pueden ayudar a aliviar el dolor en el pecho: técnicas de respiración profunda, mindfulness y relajación muscular progresiva pueden ser útiles si se sabe que es parte de un ataque de pánico recurrente. Si el dolor en el pecho es nuevo o diferente, o si existe cualquier duda, el tratamiento principal es acudir a urgencias para obtener un diagnóstico profesional.
La educación y prevención son clave. Llevar un estilo de vida saludable (dieta equilibrada, ejercicio regular, abandono del tabaco y manejo del estrés) disminuye tanto el riesgo de infarto como el de crisis de ansiedad.
Importancia de la detección precoz
La detección urgente y el manejo precoz distinguen entre un desenlace favorable y uno fatal. En caso de duda, siempre consulta inmediatamente con los profesionales sanitarios. Nadie está exento de sufrir ni ansiedad ni infarto, y la atención médica es la única garantía para evitar complicaciones graves. Tener presente la diferencia entre dolor agudo, opresivo e irradiado (más sugestivo de infarto agudo de miocardio) y dolor punzante, localizado y asociado a estrés (más propio de ansiedad) puede ayudarte a actuar de forma eficaz y responsable. Aun así, la última palabra la tiene el médico, quien, aplicando pruebas complementarias y evaluando el contexto, brindará el tratamiento adecuado a cada caso.