Este pequeño mecanismo en tu garganta evita que te mueras ahogado cada vez que comes

En el interior de la garganta existe una estructura de pequeñas dimensiones pero enorme importancia para la supervivencia: la epiglotis. Este elemento anatómico, cuya función suele pasar desapercibida, resulta crucial para que cada vez que comemos o bebemos, los alimentos sigan el camino correcto hacia el aparato digestivo sin desviar su curso hacia el sistema respiratorio. Sin la acción precisa de este mecanismo, las probabilidades de ahogamiento durante la deglución aumentarían drásticamente, poniendo en riesgo la vida incluso ante actos tan cotidianos como tragar saliva.

¿Qué es la epiglotis y cuál es su función?

La epiglotis es una lámina cartilaginosa en forma de hoja ubicada en la parte superior de la laringe, justo detrás de la lengua y por delante de la entrada a la laringe. En estado de reposo, permanece erguida y permite el paso libre del aire hacia los pulmones. Pero su verdadero protagonismo surge en el acto de tragar. Cuando los alimentos son empujados hacia la faringe durante la deglución, la epiglotis responde bajando y cubriendo la abertura de la laringe, actuando como una tapa que bloquea el acceso de sólidos y líquidos a la tráquea y, en consecuencia, protege a los pulmones de la aspiración inadvertida de partículas alimenticias o fluidos.

El movimiento de la epiglotis no responde a una voluntad consciente, sino que se desencadena mediante reflejos automáticos coordinados por la presión de la lengua y la acción de varios músculos, como los suprahioideos y los músculos ariepiglóticos. Esta coordinación perfecta entre lengua, epiglotis y laringe hace posible que el tránsito de los alimentos sea completamente seguro bajo circunstancias normales.

Deglución: una coreografía vital

El proceso de deglución, lejos de ser simple, implica la participación de múltiples estructuras de la cavidad bucal, faringe y laringe. Cuando comienza el acto de tragar, la lengua empuja el bolo alimenticio hacia la orofaringe, desencadenando una serie de movimientos coordinados y rápidos. La base de la lengua se apoya sobre la epiglotis, la cual se flexiona hacia abajo y atrás, ocluyendo la glotis (entrada a la laringe), mientras la laringe se eleva y se mueve hacia adelante. Estos pasos impiden el ingreso de materia extraña a la vía respiratoria y dirigen los alimentos o líquidos hacia el esófago, el conducto apropiado para el sistema digestivo.

La perfección de esta mecánica es tal que, en circunstancias normales, resulta prácticamente imposible que los alimentos tomen la vía equivocada. De hecho, intentar tragar mientras se habla o respira puede aumentar el riesgo de que la coordinación falle y se produzca el conocido atragantamiento, por lo que el organismo ha desarrollado mecanismos reflejos para evitar que el proceso de deglución y la respiración se solapen de manera peligrosa.

Qué ocurre cuando la epiglotis falla

En raras ocasiones, puede producirse una disfunción de la epiglotis, ya sea por malformaciones anatómicas, infecciones —como la peligrosa epiglotitis que inflama este cartílago—, o debido a movimientos descoordinados por causas neuromusculares. Esto puede permitir que fragmentos de alimentos o líquidos logren atravesar la defensa de la epiglotis e ingresen accidentalmente en la tráquea en lugar del esófago. Este fenómeno, conocido como aspiración, puede desencadenar episodios de asfixia y, si los fragmentos no son eliminados a tiempo, conllevar a consecuencias tan graves como neumonía por aspiración.

El atragantamiento es un problema especialmente preocupante en niños pequeños, quienes todavía están perfeccionando la coordinación motora de la deglución, y en adultos mayores, donde pueden presentarse alteraciones neurológicas o disminución de reflejos. Por ello, es fundamental prevenir el acceso a objetos pequeños o alimentos de difícil manejo para población vulnerable y, en casos de obstrucción, recurrir rápidamente a maniobras de emergencia como la maniobra de Heimlich o golpes en la espalda. El conocimiento básico de primeros auxilios ante la asfixia puede salvar vidas.

Importancia evolutiva y clínica de la epiglotis

Desde una perspectiva evolutiva, la existencia de la epiglotis representa una adaptación crucial en los mamíferos, quienes desarrollaron una estructura laríngea más alta, cercana a la base de la lengua, optimizando tanto la alimentación como la comunicación vocal. La combinación de esta lámina protectora con el sofisticado sistema de reflejos nerviosos permite a los humanos y a muchos animales tragar rápidamente los alimentos sin interrumpir del todo la respiración, aunque la simultaneidad de ambos procesos resulta potencialmente peligrosa y explica por qué pueden producirse accidentes como el atragantamiento.

En la práctica clínica, cualquier alteración del funcionamiento de la epiglotis requiere atención médica inmediata. La epiglotitis bacteriana, por ejemplo, es una emergencia médica que puede obstruir rápidamente las vías respiratorias y pone en riesgo la vida en cuestión de minutos si no se trata con prontitud mediante intubación y antibióticos intravenosos. Además, ciertas enfermedades neuromusculares, accidentes cerebrovasculares y trastornos del desarrollo pueden afectar negativamente la eficiencia del reflejo glótico, aumentando el riesgo de complicaciones respiratorias y alimentarias.

Mecanismos adicionales de protección y recomendaciones

Además de la epiglotis, existen otros mecanismos secundarios que ayudan a reducir el riesgo de aspiración accidental. El cierre de las cuerdas vocales justo debajo de la epiglotis crea una doble barrera contra la entrada de sustancias extrañas al sistema respiratorio. La sensibilidad de las vías respiratorias es tan alta que, ante el más mínimo contacto de partículas alimenticias o líquidos, se activa el reflejo de la tos, expulsando con fuerza el material foráneo antes de que alcance los pulmones.

Para garantizar la seguridad al comer y beber:

  • Evitar hablar, reír o moverse bruscamente mientras se está tragando.
  • Supervisar a los niños durante la alimentación y cortar los alimentos en pequeños trozos.
  • Adoptar una postura erguida al comer o beber para facilitar el tránsito adecuado de los alimentos.
  • En caso de enfermedades que afecten la coordinación motora (accidentes cerebrovasculares, Parkinson, etc.), consultar a un especialista en deglución o un logopeda.

En resumen, ese pequeño cartílago oculto en la garganta, la epiglotis, cumple una función elemental y silenciosa, asegurando que el aire vaya hacia los pulmones y los alimentos hacia el tracto digestivo. Gracias a su acción coordinada y a la perfección del mecanismo de la deglución, podemos disfrutar de nuestros alimentos sin temor constante al ahogamiento. Su importancia solo se hace evidente cuando su función falla, recordando así que, en la anatomía humana, los detalles discretos pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

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